Crecer en la costa atlántica del caribe colombiano, me ha convertido en una amante absoluta de los tonos y texturas de mi tierra. Desde pequeña sentarme a ver la vía 40 llena de mares de gente pintando la ciudad con los colores más representativos del carnaval, me abrieron el panorama a una gama de colores alegres que bailaban al son de una gaita macho mientras la brisa refrescaba, por donde podía, los espacios de sus pieles expuestas al sol. Viéndolos bailar entendí que la ropa acompaña al alma en movimiento y al cuerpo en forma, pero que el toque mágico lo da el amor por acompañar el momento. Este contacto cultural se ve reflejado en mi marca. Pues Ananá es color, es alegría, es juventud. Es la frescura de su Mar Caribe y su inspiración la naturaleza tropical, sus paisajes imponentes, sus colores vivos y exóticos que hacen vibrar a sus regiones y su secreto es simple: Toneladas de amor y pasión por lo que hago.